Lo primero que necesitas entender es cómo alinear la comprensión con la velocidad.
Porque podrás leer más rápido, pero si no coges fuerte de la mano a tu amiga la comprensión después de la primera página, tu alma se sentirá tan vacía como una triste despedida.
Como ese adiós perezoso y triste del que te arrepientes segundos después de subir al tren. Que te obliga a releer el último párrafo una y otra vez…
Tienes 6 años y es uno tus primeros días de colegio. Sientes entre miedo y emoción, y estás algo cohibido.
No sabes muy bien qué es una amenaza y quién es tu amigo, y estás sentado como todas las mañanas en tu pupitre de la escuela primaria.
El profesor trata de normalizar el momento y te pide que leas un texto en voz alta, para indicarte si lo haces bien o mal.
Pero solo sientes la vergüenza de la situación y las mejillas se te ponen muy calientes, porque te encuentras ante todos tus nuevos compañeros de clase.
Los días pasan y a golpe de valentía y repetición, un día sientes que ya has aprendido a asociar las palabras escritas a su fonética y significado.
Unas semanas después, cuando el maestro considera que ya estás preparado, te pide que a partir de ese momento dejes de leer en voz alta, y te manda los primeros deberes relacionados con leer los primeros libros en casa, leyendo en silencio… pero no te da más detalles sobre tu forma de leer.
Por eso, haces lo más lógico que se le ocurriría a cualquier niño: utilizar la única técnica de lectura que aprendiste, con la única diferencia que, en vez de decir las palabras en voz alta, te las dices interiormente.
A partir de ese momento siempre leerás con la misma técnica silábica y a la misma velocidad: la velocidad del habla, unas 210 palabras por minuto.
Hasta hoy.
Cuando lees en voz alta, puedes escuchar a ese “pepito grillo” dentro de ti activando las áreas del cerebro dedicadas al habla, que en realidad no son en absoluto necesarias en el proceso de lectura. En lectura esto se llama «voz interior»
De hecho, no solo “despiertas” partes de tu cerebro para nada… ¡sino que hasta involucras en la lectura otros órganos distintos de tu cuerpo!
Desde los primeros experimentos que se hicieron en 1899, se descubrió que la subvocalización es la única actividad mental que hace mover la laringe.
¿Te das cuenta? ¡Estás literalmente moviendo tus cuerdas vocales para ejercer una tarea que no requiere hablar!
Es como si te pusieras a hacer abdominales cuando tu objetivo es escribir un mensaje en WhatsApp: un desgaste de tiempo y energías sin sentido.
El hábito de la subvocalización hace que limitemos nuestra velocidad de lectura a la velocidad del habla (200/230 palabras por minuto) cuando tu cerebro es perfectamente capaz de procesar miles de datos visuales en cuestión de segundos.
Seguro que, incluso en tan poco tiempo, puedes distinguir claramente el mar, los acantilados cubiertos de verde y una persona con un gorro rojo leyendo un libro de espaldas.
Puede que incluso te hayas percatado de que tiene una taza en la mano.
Sin embargo, difícilmente serías capaz de leer en solo 2 segundos un texto que describa esa misma escena, porque en vez de dejar que la información pase directamente de tus ojos a tu cerebro (como ocurre cuando ves una imagen) al mirar las palabras escritas, activas un montón de procesos físicos y cerebrales que requieren tiempo para completarse y mucha más energía.
Algunos creen que leer “en voz alta” te ayuda a comprender mejor, pero no hay nada más falso.
De hecho, es justamente lo contrario: obligando a tu mente a ir a una velocidad muy por debajo de su potencial, le estás dando más tiempo para distraerse.
Lo que te lleva a tener que releer párrafos enteros porque, cuando vas por la mitad, ya estás pensando en la lavadora que tienes que poner, en el mensaje que le vas a mandar a un amigo, en la peli que viste ayer o en la última tontería de TikTok… y no te quedas ni con una fracción del contenido.
Te suena, ¿Verdad?
Si logras reducir tu voz interior a la vez que amplías tu campo visual para captar más palabras con un solo vistazo podrás llegar hasta el punto de interpretar las palabras como si fueran imágenes… acortando hasta 5 veces el tiempo que pasas leyendo.
De esta manera, tendrás tu cerebro ocupado al 100% durante la lectura, lo que evitará que te distraigas durante el proceso y te llevará a comprender mejor cualquier texto, sin necesidad de releerlo.
El neurobiólogo y psicólogo americano Roger W. Sperry descubrió durante sus trabajos con las funciones ejecutivas del cerebro, que cuando leemos de forma tradicional nuestro cerebro procesa sólo un tercio de la información que recibe mientras leemos.
Desde 2013, Lectura Ágil es la escuela online pionera y de referencia en la enseñanza de las técnicas de lectura, comprensión y aprendizaje rápido en el mundo hispano, a un precio realmente asequible para cualquiera.
Tenemos más de 200.000 personas suscritas a nuestra Newsletter, y hemos conseguido más de 795.000 seguidores en nuestras redes sociales (¡más de 450.000 solo en Facebook!).
Han hablado de nosotros medios como BBC Mundo, El País, La Vanguardia, Televisión Española y Radio Nacional de España, Radio Caracol en Colombia o Las Últimas Noticias de Chile.
El Ministerio de Educación y Cultura de España nos recomienda a través del CEDEC, que da a conocer recursos educativos «no propietarios» considerados de interés y utilidad para la población.
Son muchos los que han intentado seguir nuestro ejemplo en todos estos años, pero nadie más (al menos que nos conste) ha logrado ayudar a más de 15.000 alumnos en 43 países a leer y aprender hasta 5 veces más rápido que el promedio de la población global. Y han aumentado una media de un 180% su velocidad de lectura (casi triplicado su velocidad).
Hoy son más productivos en su trabajo, han aprendido nuevas habilidades, han fundado negocios de éxito, han aprobado oposiciones, han escrito tesis de doctorado mientras trabajaban, han sacado 9 o 10 en asignaturas que antes les resultaban imposibles de aprobar… y lo más importante: han redescubierto el amor para la lectura y el aprendizaje.
¿Hasta dónde llegarás tú?
Mandamos a callar esa vocecita que escuchas en tu mente cuando lees, para que tu velocidad de lectura ya no esté limitada a la del habla. Dejarás de utilizar órganos y áreas cerebrales que no son necesarias durante el proceso de lectura, lo que te llevará a gastar menos energía (te cansarás menos) y comprender mejor.
¿Sabías que puedes utilizar hasta el 20% de tu campo visual durante la lectura? Sin embargo, cuando leemos de forma tradicional, solemos utilizar tan solo el 5%. Ampliar el campo visual hace que tus ojos puedan enfocar más palabras con una sola mirada (o fijación) en vez de pararse para enfocar cada palabra. Así puedes avanzar más rápido.
Entrenamos tu cerebro para que aprenda a interpretar las palabras escritas como si fueran imágenes. Así serás capaz de captar de manera casi instantánea la información clave contenida en un texto: algo que te será muy útil para ahorrar tiempo tanto en tus tareas de investigación, como en actividades cotidianas como la lectura de artículos online, emails o mensajes.
Nuestro software exclusivo Ágilector te permite entrenar tu velocidad de lectura de manera fácil y automática desde cualquier sitio, ayudándote a mejorar tu habilidad aunque tengas poco tiempo para practicar y sin importar en absoluto tu edad, genética o formación.
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Te quedarás con los conceptos clave a la primera, sin tener que releer ni un solo párrafo.
Doblarás tu velocidad de lectura en los primeros 21 días de práctica. De allí en adelante… ¡solo podrás mejorar!
Una vez mejores tu comprensión, también podrás retener la información que lees con mucho menos esfuerzo.
Está demostrado que las técnicas de lectura ágil también incrementan tu velocidad de procesamiento mental, ayudándote a adquirir confianza en ti mismo.
Tus nuevos hábitos de lectura te ayudarán a mantener el enfoque incluso si eres de los que tienden a distraerse con facilidad.
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